Nuevo misterio para el paso del Señor de la Humildad.

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El pasado viernes 18 de octubre era aprobado en Cabildo Extraordinario de hermanos, el proyecto de las nuevas figuras para el paso del Santísimo Cristo de la Humildad, contando además con la aprobación de la Delegación de Patrimonio Cultural de la Archidiócesis.

Será realizado en madera de cedro real por el escultor moronense Manuel Martín Nieto, componiéndose de tres figuras de un metro setenta cada una aproximadamente.

La escena de nuestro misterio aunque no aparece reflejada en los Santos Evangelios, se sitúa según la tradición, justo después de que Jesús es despojado de sus vestiduras, (Mateo 27, 33-36), por ello, aparece desde hace décadas, la túnica arrojada en el monte de nuestro paso.

La nueva composición la conforman dos momentos bien diferenciados:

En primer lugar, aparece de un soldado romano rodilla en tierra mirando con cara irónica el rostro del Señor, a la vez que le acerca un recipiente con vino con hiel. Este preparado que lo acercaron para que lo bebiera, era la bebida que se le daba a los reos para aliviar el suplicio al que se enfrentaban ante la crucifixión.  Así aparece reflejado en el Evangelio según San Mateo. (27,33-36). En este plano frontal tendremos un diálogo entre este soldado y el Señor, y levantando su mano con el recipiente nos hará llevar la mirada aún más a Jesús, pues su mano está dirigida a él, siempre acompañando, nunca restando visión al Señor.

En la parte trasera del paso como segunda escena, encontramos a un soldado romano, con lanza en mano derecha y en la mano izquierda porta la sentencia del Señor, el tablero que conocemos popularmente como el «INRI». Se trata del cartel colgado en la cruz por indicación de Pilato, que quiso así especificar el motivo de la condena según el derecho romano, a saber, la acusación de que Jesús se había proclamado rey de los judíos. Este uso sólo se reservaba a ciertos condenados «especiales». Todos los Evangelios, recuerdan este acontecimiento (Mc 15,26; Lc 23,38; Mt 27,37; Jn 19,19-20), destacando la importancia simbólica del titulus, pero también, evidentemente, la firme voluntad de subrayar su veracidad histórica. El romano acerca el INRI a un sayón que aguanta sobre su hombro derecho la cruz para la preparación a la crucifixión de Jesús, que lo recibe para que sea clavado y colocado en el madero. En esta parte trasera conjugamos la belleza del romano en todo su esplendor, con plumas y toda su vestimenta romana bien estudiada, mientras que en la figura del sayón encontraremos una buena expresión, movimiento anatómico y parte de desnudez.

Con la firma del proyecto realizada en los últimos días, damos comienzo oficial a un proyecto en el que la Junta de Gobierno viene trabajando desde hace ya bastantes meses y que esperamos ver realizado en los próximos años.

Todo para mayor Gloria de Dios.