Reseña histórica.
Es a principios del siglo XVII cuando llega a Mairena la devoción al Cristo Humillado, origen de la Cofradía de la Humildad y Paciencia de Nuestro Señor Jesucristo, cuya iconografía surge sobre mediados del siglo XIV. Es difícil determinar los orígenes de nuestra Hermandad, por lo que diremos siguiendo a D. Félix González León, cuando no tenía datos de los orígenes de alguna Hermandad, “ésta cofradía está reputada como de las más antiguas”, o a D. José Bermejo Carballo “lacónicamente es tanta la escasez de noticias que hay acerca del origen de esta Cofradía, que nada puede decirse con certeza”. Si bien se constata ya su existencia en el último tercio del siglo XVII merced a un expediente formado a instancia de la Hermandad de la Vera Cruz el 6 de marzo de 1673 y dirigido al Vicario de la Diócesis solicitando su actuación en un litigio con la Hermandad de la Humildad referente al día y hora de la salida procesional. Al parecer, en la procesión de sangre de la Hermandad de la Vera Cruz, que tenía efecto en la madrugada del Viernes Santo, se originaban diversos abusos, sobre todo entre las personas que acudían a verla. Debido a ello, varios cofrades de la Vera Cruz expresaron su malestar porque les parecía que la estación perdía mucho de su seriedad y compostura tradicional, por lo que optaron por no salir y unirse a la Hermandad de la Humildad y Paciencia que desde sus orígenes no era Hermandad de disciplina, pero que había solicitado y obtenido de la Autoridad Eclesiástica recientemente este carácter de sangre, verificando su estación el Jueves Santo a primera hora de la tarde. Lo que ahora se solicita por la Hermandad de la Vera Cruz es el cambio en el día de salida al Jueves Santo por la tarde, inmediatamente después que entrara en su templo la cofradía de la Humildad, pero, a la vez, a fin de salvaguardar sus intereses y evitar competencias, solicita igualmente que la Hermandad de la Humildad, que se fundó como Hermandad de luz, «no se entrometa adelante en ella penitencia de sangre». Ambas solicitudes fueron atendidas.
Así pues se constata ya en esta fecha la existencia de la Hermandad de la Humildad como corporación de luz. Igualmente se conoce que, aunque hasta ahora no desarrolla un instituto de sangre, realizaba Estación de Penitencia en la tarde del Jueves Santo, portando sus cofrades crucifijos en las manos.
En el Archivo del Palacio Arzobispal se conserva igualmente una interesante documentación relativa a nuestra Hermandad en el siglo XVIII. El primer documento tiene fecha de 26 de febrero de año 1704. En él, Sebastián Palacios, cura y Hermano Mayor de la cofradía que por entonces se titulaba «de la Humildad y Paciencia de Nuestro Señor Jesucristo», sita en la Iglesia Parroquial de la villa, solicitaba a la Autoridad Eclesiástica la variación del día de salida, proponiendo el Domingo de Ramos en lugar del Jueves Santo. En su escrito exponía que la cofradía acostumbraba salir a partir de la una de la tarde, el Jueves Santo, habiéndola efectuado hasta el año pasado de 1703, pero que desde esa Semana Santa venían surgiendo algunos roces con las restantes cofradías, por ser el templo pequeño y, demás, celebrarse ese día los Oficios divinos. Igualmente, hacían patente que declinaban se les fijara el Lunes o Martes Santo como día de salida porque en esas jornadas había poca gente en el pueblo. El informe del Vicario de la Villa, Alonso de los Ríos, fue favorable a la solicitud de la corporación, ya que, según el sacerdote, ello facilitaría la celebración de los Oficios y evitaría los roces entre la cofradía referida y la Vera Cruz; no obstante, estimó que no era apropiado que saliese el Domingo de Ramos por el misterio que representaba, y aconsejó que lo efectuase el Miércoles Santo. No conforme con este dictamen, la Hermandad se reiteró en el Domingo de Ramos, por ser perjudicial para sus intereses. El 6 de marzo de dicho año, el fiscal del Arzobispado, licenciado Palta, propuso que, vistos los autos, consideraba que no había inconveniente alguno para conceder a la Cofradía lo solicitado, de modo que, a partir de ese fecha, saliera en estación penitencial en la tarde del Domingo de Ramos y que, por tanto, la del Dulce Nombre de Jesús, de la misma localidad, mantenga su estación en el Martes Santo. Así pues, la propuesta del fiscal, desde esa fecha, fue ratificada por mandamiento del señor provisor Juan de Monroy.
Varias décadas después del anterior testimonio, se halla otro interesante expediente que aporta nuevas noticias sobre su devenir histórico. Son unos autos del año 1738, iniciados por Francisco de Mesa, Visitador General del Arzobispado con los que intenta clarificar si era cierto que se había producido el empeño y venta de alhajas de varias Hermandades de Mairena, entre la que figura la nuestra, por entonces, conocida como del «Santo Cristo de la Humildad». Atendiendo a lo ordenado por el señor Visitador, el 21 de abril de dicho año, se requirió a Sebastián Madroñal, Mayordomo de la cofradía, a que exhibiese los libros e inventarios donde se recogía los enseres de la corporación. El día 22 del mismo mes y año, el Vicario y el notario Sebastián Palacios visitaron la casa del mayordomo, donde también se personaron por parte de la Hermandad los diputados Alonso Ramón de Trigueros y Juan Madroñal, y examinaron y comprobaron los enseres de la corporación, entre los que se reconocieron «una corona y tres potencias de plata; cuatro angelitos con los atributos de la pasión; cuatro faroles de vidrio y hojalata; cuatro faldones de tafetán sencillo color rosado; un estandarte de tafetán sencillo color rosado con una puntilla de encaje, una cinta y una cruz; una trompeta con su gallardete; dos demandas de metal; cuatro horquillas, treinta hachas de dos libras de cera; un palio de damasco morado con sus seis varas». Se dedujo de la visita que en esta corporación, a diferencia de otras, no existía ningún objeto perdido o extraviado, y por tanto, sus responsables se hallaban libres de toda acusación. Comprobamos así que la Hermandad hacía su Estación de Penitencia, como, hoy, en Jueves Santo y que sus ingresos provenían de las limosnas pedidas por las calles por los hermanos de la Cofradía, así como por las “averiguaciones”, es decir, por lo que hoy llamaríamos cuota de hermano, que se cobraban el mismo día de la salida. También otra fuente de ingresos era el alquiler de los hacheros, los cirios de cera con los que se acompañaba el cortejo procesional, además de lo que algún que otro testamento dejaban como legado a la cofradía.
La Hermandad no estuvo mucho tiempo en estado de decaimiento y abandono puesto que tenemos un dato que apunta en esta dirección. En el periódico El Correo de Andalucía, apareció en un suplemento denominado “La Revista” en el año 1998, un recorte de prensa publicado en abril del año 1898 que dice textualmente lo siguiente:
“En Mairena del Alcor, de las Cofradías que han hecho estación esta Semana Santa, la que más ha brillado por su gusto y orden ha sido la del Señor de la Humildad.
Este año (el de 1898) han estrenado las imágenes de este paso vestiduras de terciopelo bordado en oro, andas y palio del mismo tejido, y los nazarenos túnicas y cinturones.
Dichas mejoras han sido debidas a los esfuerzos y desembolsos de D. Claudio Mena, Hermano Mayor y de D. Pedro Liaño, Mayordomo de la indicada Cofradía”.
Fe de ello daba D. Arcadio Izquierdo Benito, natural de Soria y que pasó toda su juventud en nuestra villa, empleado en la tienda de tejidos del Sr. Carrascosa. Recuerda como poseía únicamente un Sagrado Titular, haciendo desde tiempo inmemorial su Estación de Penitencia en la tarde del Jueves Santo y celebrando su función principal la 1ª Dominica de Cuaresma (Domingo de Piñata), pues según parece al haber cuatro Hermandades de Penitencia en nuestra villa, cada una celebraba su función principal por orden de salida: (1ª Dominica: Hermandad de la Humildad; 2ª Dominica: Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno; 3ª Dominica: Hermandad de la Vera-Cruz y 4ª Dominica: Hermandad del Santo Entierro). Testimonio de lo dicho lo da un escrito que aparece en el «Libro de Hermandades de Pueblos» del Arzobispado de Sevilla, fechado el 22 de febrero de 1871.
Por este recorte de prensa del año 1898 podemos deducir que si la cofradía se reorganiza en el año 1913, es decir, quince años después y viendo los estrenos que se dieron, no estaría en ese estado de decaimiento y abandono, salvo que algo extraordinario sucediera y produjera esa situación que se describe en el acta de reorganización de 1913.
El primer dato constatable es el del primer libro de actas que se conserva, donde se da fe del cabildo celebrado el 28 de febrero de 1913, donde varios cofrades hijos de antiguos hermanos de la Hermandad y músicos de la banda de música local, dirigidos por el antiguo Mayordomo, Antonio Fuentes Romero, deciden reorganizar la Hermandad, tras varios años de decaimiento, y celebrar una reunión con el Cura Párroco a fin de que les autorice a realizar la Estación de Penitencia. Los hermanos reorganizadores de la Hermandad son: Juan Alba Ortiz, José Andra Pérez, Enrique Arias Martínez, Manuel Arias Martínez, Antonio Domínguez Arias, Manuel Jiménez-Jiménez González, Manuel Jiménez-Jiménez Reyes, Abilio Jiménez Santolaya, Heraclio Jiménez Vallejo, Pedro Liaño Hidalgo, José Madroñal Carrión, Antonio Mateos Gómez, Claudio Mena Pérez, Telesforo Méndez Méndez, Francisco Morales Jiménez, Antonio Ortega Navarro, Santiago Pinilla Jiménez, José Suárez Gómez y Antonio Suárez Romero. Siendo el primer Hermano Mayor de la reorganización Abilio Jiménez Santolaya.
Después de la fecha anteriormente mencionada deciden que acompañe en la procesión a nuestro Titular, el Stmo. Cristo de la Humildad, una imagen de la Stma. Virgen existente en nuestra Parroquia en altar propio, bajo la advocación de Ntra. Sra. de los Dolores, atribuida a Astorga, y que vino a nuestra villa según cuenta D. Elías Méndez Carrión, traída por D. Francisco de Paula Carrera. Gracias a la colaboración de D. Miguel Labrador Jiménez, conocemos el texto del apunte histórico y que textualmente dice:
«Don Francisco de Paula Carrera de la Congregación de San Felipe Neri en Sevilla, donde desempeñó varios cargos entre ellos maestros de ejercicios, sacerdote ejemplar y alcanzó justa fama y fue muy querido de todos y como director espiritual de maestros fue durante su vida consejero de muchas personas que diariamente iban a consultar y oír sus consejos. Pasó su juventud en esta villa donde su padre era médico, mas se fue a estudiar y entró en la congregación, profesó afecto a este pueblo según manifestaba y a su devoción debemos la imagen de Nuestra Señora de los Dolores que él donó a principios del pasado siglo. A su devoción debemos la milagrosa imagen de Nuestra Señora de los Dolores que se venera en nuestra Parroquia en su altar propio, pues sabido es que los Padres Filipenses tienen gran fervor a los Dolores de la Virgen».
De aquí podemos afirmar que se incluye a la Hermandad Ntra. Sra. de los Dolores.
A pesar de las dificultades que entrañaba la empresa, pudo más la devoción de estos cofrades y muy pronto se van adquiriendo los enseres necesarios para afrontar con dignidad la anual procesión de Semana Santa. En 1915, se decide una variación en la vestimenta de los nazarenos, eliminándose, por un lado, la cola de las túnicas y añadiéndose la capa y, por otro, la inclusión de pana grana en los antifaces con las letras H.M. Los años subsiguientes están plagados de estrenos de insignias, sayas, así como de nuevos pasos para las Sagradas Imágenes. En 1919, se manda a confeccionar un estandarte grana y blanco que se colocaba junto a cuatro candeleros en el lecho de los hermanos fallecidos. Así mismo en 1921, se creó una Banda de Cornetas y Tambores propia, con cinco cornetas y tres tambores ,que llegó actuar en varias de las Hermandades de nuestra localidad e incluso en la Hermandad de la Paz de Sevilla con actividad hasta los años cincuenta. En la Semana Santa de 1925, la imagen del Señor deja de hacer su desfile procesional sobre un paso que era portado por seis hombres «vistos» por unas parihuelas, para ser portado por costaleros. Tal fue la novedad y el entusiasmo de nuestro pueblo que hizo expresar al Hermano Mayor de nuestra Hermandad las siguientes palabras que por sí mismas manifiestan toda la carga de emoción de aquella tarde; «El paso que hemos hecho para el Señor, lo considero, y es, en realidad como el trono visible de aquel otro que Él ocupa en nuestro corazón». En el año 1927, son aprobadas las primeras reglas de la Hermandad desde su reorganización, las cuales aún se conservan en su libro original de 1930. D.Pedro Liaño y su señora regalan para la Sima. Virgen de los Dolores, una corona de plata sobredorada por el acreditado diseñador, D. Antonio Amián, que fue bendecida e impuesta a la Stma. Virgen el 2 de enero durante la Misa parroquial actuando como oficiante nuestro entonces párroco D. Rafael Fernández Reyes, y como madrina Dña. María Concepción Gómez de Liaño. Se adquiere en 1930 de la casa «Justo Bubillo» de Valencia terciopelo morado para la confección de un manto que luciera la Stma. Virgen y para las nuevas caídas del palio, siendo bordados en oro fino por el prestigioso bordador sevillano, D. Juan Manuel Rodríguez Ojeda, utilizándose para el techo de palio el manto antiguo de la Stma. Virgen. Fueron comisionados para estas gestiones el Sr. Mayordomo D. Pedro Liaño y nuestro hermano M. Isorna Tovar.
Desde 1913 hasta nuestros días la cofradía ha realizado su Estación de Penitencia todas las tardes del Jueves Santo, excepto los años comprendidos entre 1931 a 1939, ambos inclusive; esto se deduce porque las hojas del libro de actas de los años citados aparecen en blanco con motivo de la segunda república y guerra civil; los años 2020 y 2021 debido a la pandemia del coronavirus, amén de los numerosos años en los que no lo ha podido hacer por las inclemencias meteorológicas.